CONTROL MENTAL

Domingo  /  13 de Agosto, 2023

No son pocas las personas jóvenes deportistas que destacan en su modalidad y al adquirir su primer compromiso semiprofesional o profesional se vienen abajo por no tener un adecuado control metal. La presión que se autoimponen termina por bloquearles y esto supone no poder ofrecer todo su potencial. 

Son todavía deportistas promesas, adolescentes que empiezan a estar en contacto con el deporte de rendimiento o se encuentran en el camino y se preparan específicamente para ello.

La apuesta de este determinado perfil de juventud es decidida, por lo que les supone una dedicación y esfuerzo enormes. Por un lado, está la práctica deportiva, entrenando muchos días y horas a la semana, con una alta exigencia de esfuerzo físico y mental, afrontando competiciones transcendentes donde se les evalúan permanentemente.

Por otro, esta actividad deportiva la deben compaginar en la mayor parte de los casos con sus estudios, los deberes y tareas que ello conlleva. Además, buena parte de este conjunto de personas, se deben desplazar, tanto para ir al colegio como los entrenos, lo que supone que sus padres y madres tienen que adaptar los horarios para llevar y recoger a los hijos e hijas todos los días del colegio, entrenamientos, partidos, etc.

Estas circunstancias suponen que dicha práctica deportiva a estas alturas adquiere una dimensión diferente para el-la joven de la que tenía cuando empezó a realizar deporte. Estar entre lo mejor de la órbita deportiva implica exigencia, rendimiento, mejora y resultados.

Todas estas circunstancias que conforman la vida deportiva, académica y familiar de esta juventud, implican que vivan un momento muy estresante. Pueden estar en condiciones para afrontar estos retos, pero también hay quienes no son capaces de manejar la presión y el estrés que todo esto produce. Sufren muchísimo y no se divierten ni disfrutan en detrimento de su salud, felicidad y rendimiento.

Incluso hay casos que, antes o después, abandonan el deporte de alto rendimiento. Y no lo hacen por falta de talento deportivo, sino por la situación de presión y estrés que se genera relacionada con el nuevo estilo de vida y su alto grado de exigencia que este conlleva. Terminan por desbordarse provocando su renuncia.

Teniendo en cuenta esta realidad, es prioritario aliviar el estrés que esta presión ejerce sobre nuestros-as jóvenes deportistas, al igual que trabajar ciertas habilidades como son la AUTOEFICACIA (la creencia de que se puede realizar a un nivel determinado una tarea concreta), AUTOCONFIANZA (creencias sobres nuestras capacidades generales), AUTOESTIMA (juicios emocionales generalizados sobre nosotros y nosotras, basados en lo que hemos experimentado en la vida) y AUTOVALÍA (creencias profundas sobre nuestro valor y valía personal).

Si conseguimos gestionar estos conceptos, incrementaremos el sistema de creencias sobre nosotros-as y nuestras posibilidades. Aumentaremos la motivación que, unido a un correcto dominio de la presión y el estrés que ello conlleva, estaremos en condiciones, como jóvenes deportistas, de afrontar la situación porque tendremos un buen control mental.

Por el contrario, si no tenemos control tenemos indefensión. Si una persona deportista se siente indefensa e interpreta que no puede influir en los temas que le interesan porque no dependen de su propia conducta, provocará su frustración, ansiedad, rabia, desánimo y pérdida de motivación. Por lo que abandonará la práctica.